miércoles, 14 de agosto de 2013

Anoche

Volví a elevarme, escapé  de las profanas capas de la Tierra, subí a la infinita levedad del cosmos. Tú ahí, observándome, diciendo no se qué cosas; aplaudiendo -tal vez- mi felicidad de instante. Ella, lejana y con la siempre mirada de reptil. Observa y guarda sus palabras. Los observo, deseo alacanzarte y te alejas; me dices que aún no es tiempo. Sigo suspendida, todo me estorba, arranco las ropas, los pensamientos, el lastre, el pasado. Luego viene la piel, me despojo de cada poro, de cada capa y de cada tejido. Tendones, músculos y nervios quedan dispuestos. Veo el rojísimo fluir por mis venas calientes; me sigues observando. Te observo, guardo tus últimas palabras, tu mirada, me doblo. Un ángulo perfecto arquea mi cuerpo, las extremidades se juntan, se hacen una. Implosion[o]. Me reduzco a minúsculas partículas que viajan en un espacio cuántico. Vuelvo a este plano, llego de golpe, despierto. Me traje tu última palabra y tu sonrisa.

miércoles, 7 de marzo de 2012

CAJA


Levántame dame un poco de agua, tengo encima los años y un velo de enorme oscuridad.
Levántame,  así quedito, deja mi cuerpo inerte, traete mi espíritu.
Levántame, dame tu mano, enciende la llama, pon tu mano en ella y no sueltes la mía. Tengo miedo, no me dejes.  Dame un poco de tu esperanza, deja que el linaje nos reconozca.
Así, suave, poco a poco destapa los despojos, remueve el manto de maldad que me ha cubierto. Ayúdame a levantar la caja de la ignominia, permite a los años que desempolven mis sentidos.
 Escúchame que no puedo hablar fuerte, acércate, sostén mi cabeza y bríndame tu fuerza, libérame de la tierra que me vio nacer y que hoy me estorba.
Levántame, dame agua, no apartes mis manos de las tuyas. Dame más agua, apenas y puedo reconocer el sabor de la misma.
Ayúdame, otórgame  tu luz, escucha el eco de mi voz.   Comprende la vibración de mis palabras.
Acércate, regálame tu flor, ayúdame a recordar  el olor de la misericordia, guía mi instinto a que reconozca el aroma de la tranquilidad.
 Escucha: Pon la flor en mi pecho,  oblígalo a que lata por un instante, ayúdame a recordar sentir el torrente sanguíneo [aunque sea por un instante].
 Vamos dame un poco de café, que el color aromatice mi paladar... un poco más, que sólo me das pequeñas probadas.
Vamos  prepara la atmósfera para poder partir, pero antes agudiza tu alma, libera tus miedo y perdona tu pasado.
Regálame un segundo tu aliento, bríndame un abrazo fraternal, hazlo sigilosamente y con dulzura.
Vamos que me están esperando.
Acuéstame, llevaré mi flor al pecho para que me cubra cuando cruce el puente. Deposita suavemente mi cabeza para que el recuerdo no la perturbe.
Luz. Sólo la necesaria para no tener miedo.
No me temas, acomódame que el viaje es largo, cruza mis manos, sella mis ojos, cierra mi boca.
Afianza todo, deja que la eternidad me envuelva, que la tierra caiga detenidamente y me reconozca, no me llores, sonríe por que me has liberado.
Levántate, camina, enciende otra llama, prende los aromas, ahora armoniza tu existencia.
Levántate comprende  el presente y vislumbra tu futuro.
Levántate, karmatiza esta historia porque soy el punto y aparte de aquello que un día fue tu letargo.
 Recuérdame en los sueños más intensos.
El puente se acerca, la luz irradia mi rostro; aguárdame que yo  te esperaré en la eternidad.
Nadie advirtió que aquel día en que se liberó a la bisabuela, los demonios empezarían a articular un esmerado acto de venganza.

viernes, 13 de enero de 2012

Al lado del camino

Mi padre, la cerveza, las pastillas,
Los misterios, el whisky malo,
Los odios, el amor, los escenarios,
El hambre, el frio, el crimen, el dinero y mis diez tias
Me hicieron este hombre enreverado

jueves, 12 de enero de 2012

miércoles, 11 de enero de 2012

Cabeza es a estómago, como corazón a deseo. Entre más vacíos, un apetito mordaz les hace presa.