viernes, 13 de enero de 2012

Al lado del camino

Mi padre, la cerveza, las pastillas,
Los misterios, el whisky malo,
Los odios, el amor, los escenarios,
El hambre, el frio, el crimen, el dinero y mis diez tias
Me hicieron este hombre enreverado

jueves, 12 de enero de 2012

miércoles, 11 de enero de 2012

Cabeza es a estómago, como corazón a deseo. Entre más vacíos, un apetito mordaz les hace presa.

domingo, 8 de enero de 2012

CIRCUITO


Camino a cien fuegos y mi cuerpo arde, tiro la ventana y tomo un poco de aire.
Los pulmones se impregnan de tímida humedad, de fresquísimas hojas cortadas, mientras otras se disponen para fumar. Los poros condensan el ron destilado. Atrás se escuchan sus voces. El sol cega sus ojos somnolientos de una noche que no tuvo fin. 
-Pásala de nuevo- sugerí.
La garganta se extiende, las pupilas se dilatan, parece que reventarán, así como las olas se  rompen en  las finísimas puntas de las visibles rocas.
El viento golpea mi rostro y el tras tras del auto arrulla mi cuerpo excedido. El mar cruje, el viento sopla, un ave emprende vuelo…. Y yo duermo para reventar en las olas de Cien Fuegos.

CALEIDOSCOPIO


Una emboscada, tres tiros, discurren ideales tiñendo el rojísimo suelo; otro escenario aparece.
Fumo implacable, el pequeño llora, llevo el dedo al gatillo y la extrema frialdad a la sien. Otro disparo certero.
Ahora corro detrás de esas palomas, la fuente estila agua y la profundidad de esta es infinita, el reflejo me llama, caigo al abismo, me ahogo en las aguas de mi infancia.
De pronto una hoguera, las llamas purifican mi cuerpo, sus voces laceran mi coraza -¡soy inocente! y tras mi inocencia sus culpas trasmutan junto con mis llamas.
En la montaña el viento sopla y se lleva mi última esperanza, soy una reina que resiste a enredarse infinita en el cuerpo de ese hombre. Moribundo clama mi perdón, mi boca no articula palabra, la muerte de nuevo presente.
El viento agreste golpea mis ropas, el pueblo se ha perdido en la falsa conciencia, la traición en azufre y en los amarillentos olores policrómica me trasformo.
De sus venas voy saliendo lentamente, bajo una monocromía reconstruyo mi caja corpórea.
A lo lejos le veo agonizar en una piedra, he llegado tarde. El mar golpea  las rocas y la espuma mi rostro. También lloro. Me aferro a  su cuerpo  inerte y al último poema que no escuchó.
Me aprisiono…
Vuelve, vuelve… las voces me regresan, me aferro a esta historia, la conjugo en presente. Abro los ojos, miro al techo blanquísimo… vuelve, vuelve, la sesión ha terminado.

POLVO


Esa mañana obediente a trote rutinario de mis acostumbrados de mis pasos, volví a surcar sendero.
Como cada mañana, encontré a las voces vivas que articulaban en rumor silencioso, el secreto que nos hacia cómplices. Camino aquel umbral también coincidí con los ojos que replicaban al compás de las campanas.
La religiosidad arraigada les hacia replicar aún más cuando hacían visibles en mi piel el pecado [manifiesto].
Sin pretender que aquello fuese rutina acomodé el delantal y en él soporté  todo el peso de las miradas asfixiantes. Apresuré el trote y de esta forma pude en polvo esconderme  del tumultuoso enjambre sacrílego.
Recorrí nuestra historia mientras acomodaba el rebozo tejido  en pasado- sentimiento. 
Como todas las mañanas pude llegar al lugar que nos pertenece.  De nada sirvió librarme  de esa multitud que me sofocaba, esa mañana como un primer día llegué a tu encuentro y la ausencia pesaba más que la muchedumbre. 
Esa mañana acepté que ya no estabas. Transformé  mi rebozo en tela de lastre-dolor.
Recordé que la mañana anterior te había enterrado.
Esta mañana terminé de surcar el adjetivo de nuestro pasado imperfecto.

[ PRE ] T E X T O


Llevé la oreja sobre la tierra y el marciano no respondió.
Corrí a la esquina del sillón, cubrí mi rostro… quise estar en otro planeta.
Esa noche dormí boca abajo con el miedo pegado a la almohada, temí que el diablo se metiera mi por la espalda.
Desperté y limpié mis ojos, había perdió la voluntad, las ganas de hablar… había dejado de creer en Dios, en el diablo y en mis padres.
Salté de aquella cama con la firme idea de meterme al cuerpo, todos los excesos que ese día tocaran mis sentidos, entre ellos, meterme tu amor.
Trascurrida la larga noche empecé a perder la voluntad y la imagen  de todos lo que habían prometido regresar en un instante. Perdí también el deseo maternal.
Llegada la madrugada circundó en mi profana cabeza la idea del amor infinito y trascendente. Me arrullé en los brazos de la muerte y reposé los miedos en la cobija de lastres-recuerdos.
Desperté de nuevo, volví a llevar mi oreja sobre la tierra; el marciano no me escucha y yo somnolienta deseo que un beso tuyo en mi vientre empiece a germinar.

B O C A N A D A

Acomodó como de costumbre solía hacerlo
entreabrió la parte cóncava y depositó la boquilla
llevó un poco de fuego a la punta
al momento que los labios suavemente
succionaban el delirante alquitrán.
No quiso que aquella bocanada le supiera a recuerdo
mezclado con ácido dolor
sólo químicos sin referentes...